Hundirme
en ti con lascivia
Envuelto
en la tibieza sexual
De tus
sueños y tus ardores.
Solo ser
un macho rígido que copula
En la
hembra abierta y entregada
Ser todo
en ti llenándote
En un
abrazo desesperado y sudoroso
Rompiendo,
penetrando, hundiendo
En la
profundidad de tu cuerpo y tu deseo.
Buscar en
tus entrañas aun tibias
Los
vestigios de la mujer clandestina
Que urde
en el tedio del lecho cotidiano
Las
imágenes de otro cuerpo sin rostro
De
alguien que la revive y la enciende
Con las
brasas que ardieron hace años
en cierto
lugar cierta noche lejana y perdida.
Entonces,
con la voluptuosa sinfonía
De
quejidos, nombres sofocados
y
respiraciones anhelantes
Desatar
el nudo rítmico y carnal
Y en el
destello final del goce supremo
Encontrarnos
juntos, unidos, insertos,
Y en la
penumbra, secretamente felices.

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