Ser parte
de mi vida,
es
concurrir en secreto a sus latidos,
y dejar
en la noche solitaria
que mis
palabras te acaricien
en la
desnudez ardiente de tu imagen.
Y tras
esa imagen de ansias y sueños
cabalgan
ya liberadas mis pasiones
en el
potro desbocado del deseo.
Es esa
imagen de tu cuerpo entregado
con la
incandescencia de tu piel esperando
lo que me
arrastra a los íntimos juegos sexuales
y deja mi
propio cuerpo vibrando,
entregado
con antiguos ardores
al oculto
vicio solitario.
Allí la
liberada pasión nos consume
y eres
caricia, tibieza y perfume
y tu voz
húmeda me recorre
besando,
surcando, bebiendo.
Y mi mano
anhelante te reemplaza
dirigida
en la distancia
por el
murmullo que muerdes
escondida
en tu propio lecho.
Todo se
consuma así
en la
sensualidad de mis sentidos,
mi mano,
tu mano, nunca quieta,
acaricia,
aprieta, roza, mueve
hasta
encontrar la lava ardiente
que rompe
en destellos el deseo.

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