Sentir
tus manos acariciando,
recorriendo
mi cuerpo desnudo y entregado,
sentir tu
mano hurgando en mi flor oculta,
sentirme
macho violado y poseído.
Erecto el
miembro, duro y henchido,
como
empujado por tu dedo penetrante,
como si
ese dedo lo hiciera salir imponente,
su glande
enrojecido, su ojo anhelante.
Toco tu
abertura húmeda y ardiente
enredando
mis dedos en tus vellos olorosos.
Mis
labios succionan tus pequeños pezones
y
acaricio tus pechos duros y turgentes.
Va mi
lengua urgida a tus labios verticales
despertando
tu clítoris y tu propio deseo.
Entre el
goce-dolor y el miedo-placer
siento en
mi tu dedo lubricado,
entrando
en ese botón de placeres negados
como un
pequeño y suave pene femenino.
(Hay un
deleite clandestino
en ser
solo un macho penetrado
por una
hermosa hembra excitada.)
Un gozo recorre
toda mi piel
tu boca
envuelve mi falo quemante,
arden en
mi oscuros deseos ocultos,
y
finalmente tu mano me masturba,
aprieta,
frota, lame,
y en un
orgasmo desesperado
eyaculo
el ardiente semen contenido.
Tu rostro
sudoroso
se apoya
en mi pecho sudoroso,
acaricio
tu pelo con ternura.
Descansamos
silenciosos
en la
pasión consumada.

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