Hay un numero de reciproco goce
donde los cuerpos en una hoguera
trémula
como serpientes inversas se
buscan.
Los rostros encendidos se
enfrentan
al sexo ardiente del otro,
con los ojos lúbricos, la boca
dispuesta.
Mis manos abren el fruto carnoso
de tu sexo
buscando el tierno y rosado
clítoris
que espera eréctil las caricias
ardorosas,
y así abierto a mi boca se
entrega.
Succiono, lamo, absorbo,
mordisqueo,
surca mi lengua la hendidura quemante.
Tus manos aferran el miembro
erguido
haciendo aflorar la turgente
cabeza.
Succionas, lames, absorbes,
muerdes,
ciñen tus labios el falo
candente.
Se hunde mi nariz en tu sexo
empapado
mientras mi lengua juega con el
clítoris excitado,
tu boca es un ciclón blando y
caliente
que besa y aspira el glande
enrojecido.
El lecho es el horno del dulce
infierno del sexo,
se rompe el deseo en los íntimos
líquidos
empapa tu orgasmo mi rostro
sorbes mi orgasmo con tu boca.
Hay un silencio, respiraciones agitadas,
dos cuerpos invertidos que
descansan,
somos una araña sexual ya
rendida.

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