Tu pelo sobre la almohada
extendido
Como suaves y finos tentáculos
me atrapa y me envuelve
en una nube perfumada.
Recorro tu rostro ruborizado
donde me queman las brasas de tus
mejillas
y mi boca sobre tu boca busca el
nudo de nuestras lenguas.
Ahora mis labios humedecidos
escapan hacia tu cuello.
Entonces, hundo mi rostro entre
tus túrgidos senos
y hago brotar los botones tibios
de tus pezones,
allí mis labios beben de tu
anhelo la miel carnal,
allí soy solo un niño sensual que
te desea.
Escucho tu respiración sofocante
urgiendo mis caricias,
tus quejidos de placer me
arrastran turbulentos
hacia el vértice palpitante,
hacia esa hoguera oculta del amor.
He aquí el príapo erguido que
penetra entre tus labios verticales,
los cuerpos se funden en el sudor
y los espasmos de la pasión,
se rompen de goce en el abrazo
sexual que buscaban.
El ritmo erótico de nuestros
cuerpos se acelera,
en la tibia profundidad siento
tus pulsos mas íntimos
succionando habidos esa parte de
mi que te llena.
Hemos llegado a los extremos del
deseo,
un relámpago nos acecha, un
destello,
el susurro anhelante de las voces
nos delata.
Por fin, dentro de ti el falo
ardiente florece violento
para derramar en un orgasmo
desesperado
mi néctar denso y caliente como
una lava genital
que recibes jadeante en la
convulsión de tu clímax.
Descansamos extenuados y muy
juntos,
tus manos acarician con amor mi
pecho,
mis manos quedan para siempre
atrapadas en tu pelo.

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